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lunes, 12 de mayo de 2014

PLANTAS CARNÍVORAS




PLANTAS CARNÍVORAS


Las plantas carnívoras siempre me han parecido muy curiosas, aunque no tanto como le parecían al propio
Charles Darwin. Un género de este tipo de plantas que crece en Inglaterra, el Drosera (del latín drosos, 
gota de rocío), le tenía fascinado.
Este es. (Fuente)
Esta planta posee brazos cubiertos de pequeños filamentos recubiertos de una sustancia pegajosa que 
se repliegan cuando notan el tacto de algún insecto. El insecto queda inmovilizado porque su cuerpo queda
 rodeado de apéndices pegajosos, no porque la planta tenga una fuerza excepcional. Veamos una foto de un 
bicho desafortunado desde más cerca:
De paso, se puede ver por qué su nombre está inspirado en las gotas de rocío. (Fuente)
Y aquí podéis ver que la sustancia pegajosa es bastante fuerte:
Pero, Pensamiento Cientifico, ¿Por qué iba una planta a comer bichos, si les basta con un poco de luz y agua
 para sobrevivir? ¿Por qué esa maldad?
Las plantas necesitan luz, agua, minerales y nutrientes para crecer y mantenerse vivas. Las tres primeras no
 suelen representar un problema, pero no todos los suelos son ricos en los nutrientes que necesitan las
 plantas para subsistir (principalmente, compuestos que contienen nitrógeno, potasio y fósforo).
Las plantas carnívoras se encuentran en zonas donde el suelo es pobre en estos nutrientes, como los
 pantanos o las ciénagas.
Por otro lado, todos los seres vivos estamos compuestos por los mismos elementos así que, aunque el 
suelo de estos lugares no contenga suficientes nutrientes, sí que hay una gran cantidad de ellos 
revoloteando por el aire contenidos en el interior de los cuerpos de los insectos. Como las plantas no 
pueden desenterrarse y ponerse a cazar o moverse hasta un lugar mejor, se han visto forzadas a desarrollar alternativas que les permitieran atrapar esta comida ambulante.
Por eso a lo largo de millones de años, alrededor de todo el mundo, muchas plantas que crecen en
 ambientes similares han optado por esta solución, cada una por su cuenta, de una manera diferente.
Por ejemplo, tenemos la venus atrapamoscas originaria de una zona pantanosa de unos 100 kilómetros 
de radio en Carolina del Sur, EEUU.
Las hojas (sí, esas “bocas” son hojas) de esta planta tienen una superficie roja, muy atractiva si eres un 
bicho, en la que se encuentran varios “pelos” sensibles al tacto. Estos pelos detectan cuándo una presa
 potencial entra en contacto con ellos y son los que avisan a la planta de que debería cerrar la boca para 
intentar atraparla. Si la estrategia tiene éxito, el insecto queda encerrado en ella hasta que muere, mientras 
la planta suelta encimas que lo descomponen y absorbe los nutrientes de su cuerpo.
También comen ranas pequeñas. De ahí que les llamen “carnívoras” y no sólo “insectívoras”.
Hay que tener en cuenta que la planta no tiene ojos o oídos para ver qué está haciendo la presa que tiene
 encima así que, para aumentar sus posibilidades de éxito, la planta no se cierra hasta que el insecto ha
 tocado dos veces sus “pelos” detectores en un corto espacio de tiempo. Así evita pasar el día
abriéndose y cerrándose al más mínimo contacto con cualquier cosa, gastando energía de manera innecesaria.
En la otra punta del mundo, las plantas carnívoras del género Nepethes, originarias del suresete asiático
, han desarrollado una estrategia distinta para “cazar”.
Poseen largas lianas, al final de las cuales cuelga una hoja en forma de saco que, en su fondo, contiene 
un líquido tan pegajoso que incluso retiene sus propiedades si se diluye en agua, algo crucial para
 las hojas en forma de saco que se llenan de agua cada vez que llueve.
Los colores vivos de las hojas, su olor y su néctar atraen a presas de todo tipo, desde insectos hasta
 ranas y ratas, que caen al fondo y se ahogan, atrapadas en el líquido. Para dificultar el escape de
 las presas, la parte interior de la hoja cuenta con una zona muy resbaladiza, otra pegajosa y la apertura 
está dotada de pequeñas púas.
Una vez ha atrapado algo, la planta produce fluidos digestivos que disuelven lentamente el cuerpo para 
permitir la absorción de los nutrientes que contiene.
Pero existe una planta carnívora menos conocida que tiene un método muy distinto para conseguir comida. 
Se trata de la Darlingtonia californica, o lirio cobra (por su forma parecida al animal), nativa del oeste 
estadounidense.

Las hojas de esta planta están curvadas y llenas de pequeños parches translúcidos que tienen la
 finalidad de confundir a los insectos que entran en ellas, ya que actúan como falsas salidas. Los
 insectos acaban extenuados intentando escapar a través de ellas (si las moscas insisten cientos de
 veces si se encuentran con un sólo cristal, imaginad lo locas que se vuelven ahí dentro) y caen al interior
 donde, qué sorpresa, son digeridos por encimas que los descomponen y bla, bla, bla.
Y aquí acaba bruscamente la entrada de hoy.